Leer libro Título: ENCICLOPEDIA GRÁFICA DEL MÉXICO ANTIGUO. TOMO 1. LOS DIOSES SUPREMOS
Autor: MATEOS HIGUERA, SALVADOR
Año: 1993
Género: HISTORIA Y MITOLOGÍA
Formato: PDF

En el año de 1957, el arqueólogo mexicano Salvador Mateos Higuera presentó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público un proyecto de investigación sobre la cultura náhuatl, que consistía en analizar las prácticas religiosas imperantes en el Altiplano mexicano, así como el sistema calendárico y numérico para rescatar las creencias y formas de vida del mundo indígena del primer cuarto del siglo XVI. Dada la importancia del tema, esta dependencia decidió apoyar al profesor Mateos Higuera en la realización de su Enciclopedia gráfica del México antiguo. La muerte del autor, en 1978, dejó la obra trunca e inédita. En 1993 fue motivo de regocijo que fuera posible publicarla. La compilación de datos e interpretación de códices llevan al autor a reconstruir el simbolismo religioso sobre el cual se asienta la organización socioeconómica mexica. El mérito de la obra radica en su propuesta metodológica, que hace posible distinguir los rasgos característicos de las deidades precortesianas. Contiene una tipología compuesta por cuarenta y tres variables que sirven de referencia para el análisis de los seres divinos del México antiguo, desde el origen etimológico de su nombre hasta las festividades y ofrendas de que eran objeto. Para ello, el investigador reprodujo dibujos directamente de los códices y coloreó figuras, movido por el interés de difundir la historia, las costumbres y rituales de nuestra cultura, tres veces milenaria. La «Enciclopedia gráfica del México antiguo» contiene, en 4 volúmenes, un análisis pormenorizado de deidades, objetos de culto y una sección calendárica que constituye la memoria religiosa de los indígenas y su testimonio de culto ante lo divino. El propósito último que subyace en esta publicación es acercarnos a nuestra historia indígena para así comprender mejor nuestras raíces y la solidez de nuestra herencia cultural.

«Los dioses supremos» por la carencia de origen, puesto que no tuvieron principio, su existencia no data de los albores del tiempo, ya que éste no existía cuando ya ellos eran antiquísimos, a tal grado que de no ser inmortales, habrían muerto ya ancianos multitud de veces. Cientos o millares de años o de siglos se les atribuyen al Sol, la Tierra, etc.: juntos y sumados todos ellos, no alcanzan la cifra de existencia de la pareja suprema. Son iguales en esencia, en grandeza, en espiritualidad, en poder, ubicuidad e invisibilidad. Si se les supone o representa en figura humana es debido a que los hombres sabios, filósofos, pensadores, supusieron que la humanidad era reproducción de los dioses creadores y éstos, a su vez, iguales a los dioses supremos puesto que habían sido engendrados y todo hijo nace con las características de sus progenitores. Estas dos deidades tan semejantes, tenía cada una el propio y diferente sexo, afirmándolo gráficamente sus representaciones en los códices. De los dioses Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl puede afirmarse que tuvieron siempre una misma edad, si la palabra edad se emplea como sinónimo de existencia sin principio. No nacieron; existieron desde siempre y, sin embargo, se encuentran a veces como ancianos de carne enjuta, calvicie profunda o cabellera blanca, desdentados y en actitud senil. En cambio, hay otras representaciones que ponen de manifiesto su juventud, fuerza, virilidad o plenitud de vida. También entre sus nombres se encuentran los contrastes: algunos revelan francamente un estado de vejez, como Huehuetéotl (dios viejo), Ilamatecuhtli (señora vieja), Huehuecóyotl (coyote viejo) e Ilancueye (enagua vieja). Y en otros aflora juventud, como Xochipilli (príncipe de las flores), Xochiquétzal (preciosa flor), etcétera. Todo esto proviene de que la mente humana crea imágenes y aplica nombres, los manifiesta en la pintura, el barro y la piedra: pinta, modela, esculpe una diosa madre opulenta en sus formas y una doncella de líneas juveniles y, sin embargo, es la misma deidad que no tuvo infancia, pubertad, madurez ni tendrá ancianidad ni muerte. También hay representaciones de dioses zoomorfos, total o parcialmente: son sólo la expresión del ser divino bajo un disfraz. Éste puede ser de venado, como Ahuiatéotl; de mariposa, como Itzpapálotl; de coyote, como Huehuecóyotl. De entre los de segundo orden, el disfraz puede ser de ave, como Chalchiuhtotolin; de jaguar, como Tepeyolohtli, o fitomorfo, como Meyahual.


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