Leer libro Título: EL PROGRESO IMPRODUCTIVO
Autor: ZAID, GABRIEL
Año: 2004
Género: ENSAYO
Formato: PDF

¿Cómo leer «El progreso improductivo», de Gabriel Zaid? ¿Como un libro de crítica económica, una respuesta a la cultura del progreso, un ensayo literario, un "proyecto de nación"? Probablemente de todas esas maneras y algunas más, pues esta obra —la suma de la propuesta económica y filosofía zaidiana del progreso— se origina en el encuentro feliz de dos vocaciones, la poesía y el sentido práctico, y da forma a una pertinente aparición de esa rara especie en el panorama del pensamiento contemporáneo: la imaginación económica.

La lectura de «El progreso improductivo» transmite una lección inédita que, una vez asimilada, se revela como lo más natural del mundo: los movimientos centrales de la economía son actividades abiertas a los influjos de la imaginación creadora. Se puede producir y consumir de otra manera —una manera no solo más eficiente y con más sentido humano, sino también, probablemente, más hermosa. La lectura de Zaid es también un signo, contra la tendencia dominante de la escritura económica actual, de que el pensamiento sobre la economía no está reñido con la literatura. Zaid nos recuerda que ambos mundos —la actividad económica y la reflexión sobre esa actividad— son un territorio de la creación.

«El progreso improductivo» parte de la premisa de que las grandes pirámides burocráticas modernas, lo mismo públicas que privadas, favorecen una oferta de progreso costosa, no generalizable, al final de cuentas improductiva: cuestan más de lo que producen. El "progreso improductivo" es la voluntad de expandir ilimitadamente el empleo asalariado —una propuesta que en la práctica solo significa la expansión ilimitada de esas mismas burocracias.

Frente a la organización vertical y centralizada del gigantismo, Zaid argumenta a favor de las ventajas —económicas, sociales, estéticas— de la operación desconcentrada y horizontal. El comportamiento genuinamente económico se encuentra en la economía de subsistencia, el autoempleo, la pequeña producción independiente, artesanal y campesina. Una oferta de progreso apropiada para México podría combinar lo mejor de la industrialización (el aumento de la productividad mediante tecnología intermedia) con lo mejor de las tradiciones productivas mexicanas (los negocios caseros, las comunidades que producen alimentos y exportan manufaturas como en el modelo creado por Vasco de Quiroga).

«El progreso improductivo» es una de las pocas encarnaciones tangibles de esa fórmula que, desde hace más de un siglo, ha marcado los rumbos de buena parte del pensamiento iberoamericano: pensar desde las propias circunstancias. La excepcionalidad de Zaid radica en que, en vez de llegar a un desenlace teórico y solipsista o a una lectura apasionada de la especificidad mexicana, su obra plantea un ejercicio de autoconciencia nacional que se desdobla en un programa práctico de progreso.

La historia de México se puede leer como la historia de sus modernizaciones —muchas veces fallidas, accidentadas, fundadas en la imitación de modelos extranjeros, cimentadas, sobre todo, en una negación de la realidad del país: de los pueblos indígenas, el mundo campesino y artesanal, el pasado colonial. La novedad de la propuesta zaidiana consiste, entonces, en una audaz peculiaridad: la rehabilitación de aspectos del pasado y presente campesino de México como una oportunidad de progreso.

«El progreso improductivo» es, también, una lúcida interrogación sobre la naturaleza del progreso: una crítica que confronta la "ciega voluntad de progreso" con sus resultados prácticos, para hacerla progresar. Es un ejercicio de autoconciencia de la modernidad que, realizado desde la circunstancia nacional, representa un momento en la construcción de una auténtica modernidad mexicana, en la reconciliación de México con su circunstancia y su historia.


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