Título: EL HOMBRE QUE LO PODÍA TODO, TODO, TODO. ENSAYO SOBRE EL MITO PRESIDENCIAL EN MÉXICO
Autor: ESPÍNDOLA MATA, JUAN
Año: 2004
Género: POLÍTICA MEXICANA
Formato: PDF
Hasta hace muy poco, estudiar la realidad de la institución presidencial del México posrevolucionario era sumergirse en una atmósfera mágica de leyendas y mitos. Bajo la pluma cavilosa de algunos analistas políticos, intelectuales metidos a politólogos, líderes de opinión y legos esclarecidos, el tema del poder de la presidencia mexicana decantaba siempre la representación de un Señor Presidente con poderes absolutos: que lo podía todo, contra todo y a pesar de todo. Al hombre que lo podía todo, todo, todo nada se le regateaba, nadie se le oponía y casi la totalidad del país se le sometía sin musitar.
Por sobrada suspicacia, esa imagen otorgaba excesiva importancia al poder presidencial, deduciendo de él cons-cuencias imaginarias y menospreciando, por consiguiente, la importancia de otras dimensiones y otros actores en la dinámica política mexicana. Sólo la presidencia quedaba bajo los lentes de las indagaciones académicas y periodísticas porque su huella se adivinaba omnipresente en el proceso político mexicano, porque sus decisiones, pensaban algunos, trazaban los derroteros que habría de seguir la vida política en México.
Desde hace tiempo, las contribuciones de muchos investigadores han venido borrando esa imagen mítica y matizando sus excesos. Cada vez es mayor la certeza de que los presidentes mexicanos nunca fueron esos soberanos todopoderosos que presenta el mito, y que su capacidad para imponer sus orientaciones y sus políticas era más restringida de lo que tradicionalmente querrían reconocerlo algunas interpretaciones (o desfiguraciones) del poder presidencial. Conforme se ha depurado la historia nacional de sus incrustaciones míticas se nos han descubierto los entresijos del mito presidencial y se acaba cada día más con su estorboso influjo.
En este ensayo he vuelto al tema del poder presidencial. Mi propósito ha sido examinar la naturaleza de ciertos procesos políticos en los que la injerencia presidencial se presumía decisiva y definitiva. La indagación muestra que dicha presunción no cuenta con fundamentos empíricos. El presidente no se hallaba detrás de una buena cantidad de decisiones políticas que con frecuencia se le atribuían y tampoco podía imponer sus decisiones a rajatabla, sin negociarlas. Intervenía en la trama política como un actor fundamental junto con otros, pero no siempre como el agente determinante. Por decirlo así, la realidad política desbordaba la horma presidencial.