Leer libro Título: EL SIGNO DE LOS CUATRO (Canon holmesiano ilustrado, 2/9)
Autor: DOYLE, ARTHUR CONAN
Año: 1890
Género: NOVELA POLICÍACA
Formato: EPUB

Canon Holmesiano Ilustrado. Libro 2/9

Arthur Conan Doyle (1859-1930) fue el escritor más leído de su época gracias a su famosa creación, el detective Sherlock Holmes, bajo cuya sombra siempre vivió tanto su persona como el resto de su obra. Ejerció de médico un tiempo y se especializó en oftalmología hasta que el enorme éxito de sus relatos propició que abandonara la profesión.

El canon de Sherlock Holmes (canon holmesiano) es el conjunto de escritos (novelas y cuentos) de autoría exclusiva de Arthur Conan Doyle que componen la bibliografía del famoso detective Sherlock Holmes. Se usa el término "canon" para distinguirlos de los demás relatos escritos con posterioridad por otros autores y basados en los personajes creados por Conan Doyle. La mayoría de los textos del canon son narrados por el Dr. Watson; sólo unos pocos aparecen contados por el propio Holmes o por un narrador omnisciente. Tienen comienzos in medias res e in extrema res, y la gran mayoría tienen final cerrado. La trama es casi siempre policíaca, con la excepción de narraciones anteriores al evento criminal. El canon se compone de las 4 novelas y los 56 relatos escritos por Arthur Conan Doyle en las que interviene Sherlock Holmes. Junto a él aparecen o se nombran una serie de personajes en más de una novela o relato. El principal de ellos es el Dr. John Watson, quien suele ser el narrador; otros personajes son el Inspector Lestrade, Atelney Jones, Irene Adler, la Señora Hudson, el villano Profesor James Moriarty y Mycroft Holmes (este último, hermano mayor del protagonista principal).

El canon holmesiano sentó los cimientos para mantener vivo uno de los mitos modernos más famosos y prolíficos de nuestra cultura.

El 30 de agosto de 1889 el editor de la revista estadounidense Lippincott’s Magazine, Joseph Marshall Stoddart, invitó a cenar a Arthur Conan Doyle en el lujoso hotel londinense Langham en compañía de Oscar Wilde. Durante la velada, Stoddart propuso a Doyle escribir un relato para su revista que no excediera las cuarenta mil palabras y por el que le pagarían cien libras. Ambos autores se comprometieron a escribir sendas novelas para la revista americana. Wilde escribiría «El retrato de Dorian Gray», y Doyle «El signo de los cuatro», en donde Holmes hacía su segunda aparición. En esta segunda entrega, a diferencia de la primera, «Estudio en escarlata», la acción y las investigaciones tienen lugar íntegramente en Londres —la señorita Mary Morstan, años después de la misteriosa desaparición de su padre, oficial de infantería en Bombay, recibe anónimamente cada año una gran perla por correo, hasta que un día le llega una misiva con una cita a ciegas y decide acudir a Sherlock Holmes— e incluye una trepidante persecución fluvial a través del Támesis. Igual que en «Estudio en escarlata», Doyle sigue a rajatabla las leyes esenciales del género fijadas por Poe, que, según Borges, implican un "crimen enigmático y, a primera vista, insoluble", un "investigador sedentario que lo descifra por medio de la imaginación y de la lógica", y un "amigo impersonal y un tanto borroso del investigador" que lo cuenta todo. Esta segunda novela de Sherlock Holmes mantiene casi inmutable el esquema de la primera. En la introducción vemos que las sospechas del doctor Watson se confirman y nos presenta a Holmes coqueteando peligrosamente con la cocaína disuelta el 7%, para combatir la depresión que le produce la falta de alicientes que hagan trabajar su portentosa inteligencia. Un Holmes misógino y fatalista que no da a su vida más importancia que a un juego tentador. En esta primera parte, el único detective privado que tiene abierta consulta, como él mismo se define, da lecciones a un enfurruñado Watson sobre las diferencias entre observación y deducción. Una de ellas, relacionadas con el reloj de bolsillo de Watson, ha pasado a la galería de anécdotas famosas, que a los holmesianos les encanta divulgar. La señorita Morstan aparece así como desencadenante del misterio y como objeto de las flechas de Cupido para el Dr. Watson, que a partir de esta novela tendrá que ingeniárselas para 'huir' de su esposa y acompañar a Holmes en sus pesquisas.


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