Leer libro Título: LA MUJER ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE LA CONQUISTA
Autor: LANDA DE PÉREZ CANO, CONCEPCIÓN
Año: 1992
Género: HISTORIA Y MITOLOGÍA
Formato: PDF

Cuando se me invitó a participar en la investigación sobre el pa­pel de la mujer antes, durante y después de la conquista de México, me entusiasmó el proyecto enormemente por la curiosidad que sucitaba en mi el conocer cómo habían vivido las mujeres mesoamericanas de aquella época.

He querido dar una panorámica amplia sobre la mujer. La primera dificultad la encontré al querer agrupar la problemáti­ca femenina durante la conquista como una específica de este se­xo. Debido tal vez a la circunstancia que dió origen a la Santa Inquisición, los españoles católicos de aquella época se consideraron a sí mismos —sin distinción de sexo— como poseedores de la “verdad” y con derecho divino a buscar la salvación de los demás en un contexto de “nosotros los agraciados, superiores; los indios idólatras, salvajes, inferioresTuve, por lo tanto, que distinguirlas, pues las mujeres españolas en este marco no compartieron la situación de sus congéneres indias, sino se consideraron superiores, marcando una distancia insuperable entre ellas, presente hasta nuestros días, en los distintos estratos socia­les del país.

La segunda dificultad la encontré debido al carácter funda­mentalmente épico y masculino de la conquista de México. Por las fuentes escritas por varones relativas a los hechos bélicos, por la historia y forma de vida previas, o por la poca relevancia que los autores le otorgaran a la actividad femenina, ha sido preciso hur­gar en las fuentes o hacer inferencias a partir de aquellas frases aisladas y comentarios hechos de pasada al referir algún aconte­cimiento o situación particular.

La vastísima área de influencia de la mujer en la vida cotidiana me incitaba a tocar todos los aspectos de la vida pre y pos-hispánica, sin embargo hubo que focalizar los puntos de los que se tenían referencias en las fuentes y que dieran así, una solidez bibliográfica y no producto de mi imaginación. Aún así, hay mu­chos campos en los que se podría profundizar más.

Principiaremos por clarificar el marco conceptual en el que está inmerso lo femenino en el mundo náhuatl y español. Revisa­remos su mundo, la educación y actividad para, posteriormente, pasar al momento de la conquista de México y ver el papel que la mujer jugó en ella y finalmente, mostrar cuál fue el destino de la mujer española e indígena al término de la conquista y los primeros años del dominio español en la Nueva España, sin ex­tenderme al periodo colonial propiamente dicho.

También el hecho de haber tomado tan sólo la época de la conquista me permitió acercar y amplificar los momentos del encuentro y enfrentamiento entre las dos formas de asumirse muje­res y responder a la realidad que no nos ha sido presentado en la historia oficial, generalmente escrita por varones.

Estas decisiones tomadas al inicio, tuvieron consecuencias personales. Conforme la investigación se fue consolidando y los datos tomaron un poco de cuerpo, me encontré confrontada con­migo misma. De repente la mujer de ésa época tenía mucho qué decir sobre quién yo era y cómo asumía mi cotidianidad.

Descubrí para mí, que la labor de una investigación involu­cra tanto a quien la realiza que cuestiona el actuar, el pensar y el entorno. Además los propios prejuicios o deseos de comprobar ciertas hipótesis muchas veces influyen en la toma de decisiones y conclusiones relativas al tema que se aborda en ese momento. Es por esto que, en un afán de colocar dichos aspectos fren­te a mí, sin negarlos, mas asumiéndolos, los quise poner sobre el papel.

En primer lugar, al ser mexicana y realizar una descripción de lo que fue la vida de la mujer mesoamericana, al observar el orden y congruencia en los que vivían, pues su sociedad estaba organizada en armonía con su cosmovisión, se siente uno impeli­da a idealizar lo que fue esta gran cultura y perder objetividad hacia ella, como si fuera el paraíso perdido del que nunca debe­ríamos haber salido. Es preciso, darle continuamente su justa dimensión y contextualizarla frecuentemente para no caer en esta tentación.

En segundo lugar, el hecho violento de la conquista no deja de lastimar profundamente, ya que en 1521, el imperio azteca todavía se encontraba en su esplendor, no tuvo oportunidad de declinar. Fue como la muerte de un ser humano en plena madu­rez de la vida: una cultura truncada.

Ante esta circunstancia, y el hecho de ser parte de una so­ciedad mestiza, ya sea por nacimiento o por cultura, me empujó a reconciliar lo español que hay en mí, y asumir la pertenencia a una tradición occidental mezclada.

Después de realizar esta investigación en la que encontré tan­to sobre mí misma, me di cuenta de que la educación occidental en la que crecimos, aunada a los medios masivos de comunica­ción, nos ha hecho adoptar la problemática femenina de nuestra época, como si ésta fuera homogénea mundialmente. Esta situa­ción, nos estereotipa como seres humanos, pues no nos permite conocernos como mujeres de una cultura mestiza ni desentrañar nuestra forma específica de asumirnos como tales. Nos uniformiza, y al mismo tiempo nos puede colocar en una posición en la que, desde fuera de nuestra cultura, se decida sobre nosotras.

Uno de mis propósitos ha sido, precisamente, el que cada quien reconozca su propio rostro en esta obra y tome con con­ciencia su problemática general y específica, para poder respon­der por ella, en esta época tan poco armónica y congruente.

También el mostrar cómo la fuerza de la concepción mesoamericana transminó el muro español levantado frente a ella y se forjó, de este modo, una sociedad nueva, ni india, ni espa­ñola, sino india y española a la vez, y que fue la mujer el enlace entre las dos.


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