Título: ALABADOS SEAN NUESTROS SEÑORES. UNA EDUCACIÓN POLÍTICA
Autor: DEBRAY, RÉGIS
Año: 1999
Género: ENSAYO POLÍTICO
Formato: PDF
En los años sesenta Fidel Castro arrancó a Régis Debray de la monótona tarea de pegar carteles revolucionarios en las calles de París y se lo llevó a Cuba, impresionado por su libro «Revolución en la revolución». Ahí comenzó su trato con “nuestros señores”, concretamente, Fidel, el Che y, mucho más tarde, Mitterrand.
Régis arriesgó su vida, se salvó por milagro de ser fusilado con el Che y los suyos en Bolivia, y aguantó tres años de cárcel y la tortura hasta que la presión internacional consiguió que lo liberaran.
Años después Francois Mitterrand, habiendo ganado las elecciones, lo llevó consigo al Elíseo como consejero político. Debray no logró gran cosa en ese cargo en el que nadie lo escuchaba y muchos saboteaban sus iniciativas –suponiéndolo y tachándolo de ser el “exaltado izquierdista” de siempre. En 1986 Debray abandonó la asesoría presidencial y Mitterrand lo nombró miembro del Consejo de Estado. Su evolución hacia posiciones menos ortodoxas de lo que el socialismo de Mitterrand pretendía lo llevaron a dimitir irrevocablemente en 1992.
«Alabados sean nuestros señores» narra esta insólita trayectoria ideológica y política con un estilo fastuoso en su forma, brillante en su contenido y de una aplastante sinceridad. Dijo Vargas Llosa de él que se trata de “un voluminoso ensayo [que] acabo de leer de un tirón y que recomiendo sobre todo a quienes, en estas últimas tres décadas, participaron de, o siguieron de cerca, las ilusiones, frustraciones, grandezas y miserias de la historia contemporánea.” Debray no se siente “continuador” de André Malraux, como se lo ha calificado repetidamente, pero como figura de gran escritor comprometido en la acción es, indudablemente, el Malraux de nuestra generación.
“Respondí sí al telegrama de Fidel, que poco después, me envió a preparar la llegada del Che a Bolivia. Fue como antiguo compañero de Guevara como Salvador Allende me recibió a mi salida de la prisión en 1971. Fue como portador de un mensaje de Allende a Mitterrand como yo conocí a este último cerca de Pau, en 1972. Y fue como supuesto experto en el tercer mundo como el presidente electo me introdujo en el Eliseo, en 1981. Todo se encadena, ligado un mínimo ademán.”
Y todo ello –y bastante más– lo cuenta Debray en esta obra de franqueza ejemplar.