Leer libro Título: MIS MEMORIAS, TOMO II
Autor: KISSINGER, HENRY
Año: 1982
Género: BIOGRAFÍAS Y MEMORIAS
Formato: PDF

Título original en inglés: «Years of Upheaval»; 1982.

Este segundo volumen trata del período en que Kissinger llega a Secretario de Estado. La Administración Nixon se hallaba en una situación difícil, la sombra de Watergate se extendía invadiéndolo todo, la presidencia era cada día más débil, el Congreso se oponía en forma cada vez más sistemática y los adversarios de EE.UU. en el exterior no podían dejar de percibir esta realidad ni de obrar en consecuencia.

Las memorias de un estadista son, por definición, autocomplacientes. No acudimos a ellas en busca de confesiones de errores, percepciones equivocadas o ignorancia. Las de Henry Kissinger no son una excepción a esta regla. En lo que difieren, sin embargo, es en su extraordinario sentido del drama. Al igual que su autor, estas memorias transmiten una sensación de autoridad realzada por un aura de intriga. A pesar de su enorme extensión son tan vivas como informativas. Es un libro mejor escrito que su predecesor: menos digresivo, más rico en los retratos de personajes que Kissinger pinta con tanta maestría, y ni mucho menos tan pontifical. Este volumen es una obra histórica de primera importancia, un libro de consulta indispensable no sólo de las políticas de la administración Nixon, sino de las fuerzas que rigen la diplomacia estadounidense en la era de la Guerra Fría.

Por esta razón, los libros de Kissinger, este y su predecesor, deben leerse con sumo cuidado, porque son enormemente ricos en detalles sobre la formulación de políticas y la negociación. Su relato de la diplomacia de lanzadera y el acuerdo del Sinaí por sí solos proporcionan la materia prima para cientos de cursos y disertaciones. Su relato actual de los otros grandes acontecimientos de su reinado -los acuerdos de París sobre Vietnam, la ruptura del diálogo con Europa, el derrocamiento de Allende en Chile y la crisis del Watergate- son ricos por su valiosa perspicacia e información.

Sin embargo, también hay que tener cuidado al evaluar esta presentación, porque Kissinger es un defensor muy articulado y persuasivo de su propia causa. Ha escrito estas memorias no sólo para justificar su actuación ante sus contemporáneos, sino para proporcionar un marco de referencia para el futuro. Quiere asegurarse de que la historia interpretará los acontecimientos no a través de los ojos de los críticos y escépticos, sino tal y como él los registró. Por eso estos libros son tan grotescamente largos. Kissinger regaña a cada antagonista, refuta a cada crítico y describe cada acontecimiento con un aire de autoridad diseñado para barrer cualquier otra interpretación. Sabe que la gente tiene poca memoria, que las voces de sus críticos acaban apagándose y que hay jóvenes para los que Vietnam, Camboya y Chile son sólo lo que leen en los libros de historia. Con la vista puesta en el veredicto de la posteridad, Kissinger ha ordenado el pasado siguiendo un patrón que refleja su visión de los acontecimientos y que pretende justificar esa visión ante los futuros lectores.

Para quienes se acerquen a este libro con la necesaria circunspección, es un gran filón de riquezas, pues revela no sólo la mente de Kissinger, sino su método de operaciones. Desprecia los derechos humanos como factor de política exterior, el Congreso, al que considera un impedimento para la autoridad presidencial, y los actores menores en el juego de las grandes potencias (como Europa y Cuba). Considera que la opinión pública es una bestia que debe ser ignorada cuando sea posible y domada cuando sea necesario. Para él, el Watergate resumía todo lo que estaba mal en el sistema de gobierno estadounidense: no los abusos de poder que obligaron a Nixon a dimitir, sino la interferencia en el proceso de gobierno de un público, un Congreso y una prensa entrometidos.

Las generaciones futuras probablemente se sentirán menos asombradas por Kissinger que sus contemporáneos, y también menos horrorizadas. Lo que queda claro en estas páginas es que, a pesar de sus atributos académicos y su tono pontifical, no era tanto un conceptualizador como un brillante improvisador y negociador. Era un manipulador de personas, de acontecimientos, e incluso de hechos. Era despiadado en su acceso al poder, tanto si sus víctimas eran sus desventurados rivales burocráticos como los condenados pueblos del sudeste asiático. Sin embargo, también sabía seducir, engatusar y conspirar con una asombrosa habilidad que le hizo único en los años de Nixon, una habilidad que todavía hoy le convierte en una fuerza a tener en cuenta.

Kissinger trata de explicar la compleja personalidad de Nixon, su estilo retorcido, su inseguridad, sus complejos y su perspicacia para lo internacional. También trata de demostrar que él estuvo al margen de las maniobras presidenciales y de todo ese asunto sórdido, y, que, en una situación difícil, la labor de Kissinger era mantener el país en marcha.

Un libro de esta naturaleza no es un análisis de hechos, sino la presentación de un punto de vista desde la perspectiva de un hombre que ha hecho historia. En este sentido es importante conocerlo, su lectura nos enseña mucho sobre la mentalida de quienes gobiernan EE.UU. y sobre su estilo de trabajo: Sólo estos hechos, sin contar la masa de información que aparece, justifica la lectura de la esta obra.

El ex secretario de Estado, Henry Kissinger, se graduó summa cum Laude en el Harvard College y ocupó distintos cargos docentes sobre asuntos gubernamentales e internacionales en Harvard desde 1957 hasta 1969. Fue Guffenhein Fellow en 1965-1966, y ha escrito numerosos libros y artículos sobre política, estrategia de defensa y asuntos internacionales. En 1973 recibió el premio Nobel de la paz y en 1977 la Medalla Presidencial de la Libertad. Fue secretario de Estado con los presidentes Nixon y Ford desde 1973 hasta 1977.


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